26 noviembre, 2012

Reflexiones sobre el estado de la RSE en España

El 12 de noviembre de este año, Ramón Jáuregui -diputado y ex ministro de la Presidencia en el gobierno del PSOE- escribió una carta abierta en Diario Responsable solicitando, a través de preguntas, opiniones sobre el estado de la RSE en España, a los diversos sectores que nos ocupamos de la denominada Responsabilidad Social Empresarial (RSE o RSC). He aquí mis respuestas.

1 ¿Ha sido la crisis un obstáculo insalvable en el progreso de la RSE? 
La crisis económica constituye un “obstáculo” dependiendo del lugar y la importancia que tiene la RSE en una organización. Si para la Dirección es un asunto tangencial, vinculado al Marketing y la imagen de la empresa, entonces sí. Pero, si la RSE se concibe como un modelo sólido de gestión empresarial; si se asume como una inversión –y no como un coste- entonces la respuesta es definitivamente: no. 

2 ¿Ha muerto de éxito la RSE?
Considero que todavía no ha alcanzado el éxito. Se puede asumir que hay cierta saturación de la RSE porque en el ámbito periodístico, académico y empresarial, se nota su presencia de manera relativamente continuada. Ciertamente la mayoría de corporaciones ya emiten informes de RSE cada año. Pero muchos de estos informes son papel mojado. Si preguntamos a los stakeholders; a los consumidores en general, veremos que hay mucho pan por rebanar. El gran asunto pendiente de la RSE sigue siendo la ciudadanía. Existe todavía una gran brecha. La ciudadanía es el actor principal que finalmente debe dar legitimidad a la RSE, de lo contrario seguirá siendo un concepto elitista; una moda. La famosa “cosmética” de la ética. 

3 ¿Es incompatible la RSE con las restricciones presupuestarias de las empresas? 
Esta pregunta, esta vinculada a la primera. En todo caso pienso que no se debería sacrificar la ética de una empresa. No vale vender el alma al diablo en un momento de crisis. Todo lo contrario. En un momento crítico son los valores los que sostienen un proyecto. No olvidemos que las organizaciones están regidas por personas, que son quienes finalmente determinan el éxito de cualquier organización. 

4 ¿Falla la sociedad en sus exigencias a las empresas? 
Si, todavía es una falencia; aunque últimamente ya empiezan los ciudadanos a fijarse mucho más en quienes están detrás de los negocios. Es verdad que cuando escasean los recursos, los ciudadanos cuidan legítimamente su economía y el precio es la principal variable en la compra diaria. Pero, cada vez más los ciudadanos pueden -y lo hacen- cuestionar el “como” se hace un producto; no solo el “cuanto”. 

5 ¿Son pocos y pequeños los retornos en resultados económicos a las inversiones en RSE? 
No hay una respuesta uniforme. Cada empresa tiene experiencias distintas. Conozco organizaciones para quienes la RSE ha sido una excelente inversión, en términos económicos y de clima laboral. Otras quizás no han visto los resultados inmediatos. En cualquier caso, no se debería visualizar a la RSE solo como una herramienta para obtener beneficios cuantitativos en el balance financiero. En este sentido la RSE se parece a un Sistema de Calidad, que es “silencioso” y muchas veces solo se nota su gran importancia cuando falta, cuando es demasiado tarde. Es legítimo que la etiqueta de la RSE se difunda y genere una buena imagen a una empresa que lo practica; pero el beneficio más importante y más interesante es el que genera internamente (entre los empleados); en la comunidad donde opera (su natural clientela); y en la sociedad global que cada vez más se fija cada vez más en la empresa (y en el dueño de la empresa) que le vende un producto. El modelo mercantilista de hacer negocios, aunque subsiste, ya está en su etapa decadente. Son los enfoques innovadores y éticos los que están ganando terreno; y desde luego, los que a mí me gustan y apoyo. 

Una reflexión final: la fuerza de la RSE no proviene de los consultores empresariales, ni de los estrategas de márketing. Tampoco radica en las exigencias gubernamentales. Estos son elementos coadyuvantes. La gran fuerza impulsora de la RSE viene de las exigencias y las necesidades ciudadanas. Son los compradores los principales valedores; los sostenedores de cualquier organización y sus prácticas. Son los ciudadanos los que apuntalan -o desaparecen- a una empresa y su modelo de gestión.

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