“Me parecía inconsecuente, una cierta
sinvergonzonería -con mi postura de estos años- de pronto hoy aceptar un premio
con una cantidad apreciable de dinero. Habría sido indecente por mi parte
[...]. Creo que es mejor que ese dinero lo destine el ministerio a lo que le
parezca. Ojalá lo destinaran a las bibliotecas publicas, que han recibido un
presupuesto de cero euros para el 2013, lo cual me parece escandaloso”. Han
sido las declaraciones del escritor madrileño Javier Marías, al rechazar el Premio
Nacional de Narrativa 2012, que concede el Ministerio de Cultura de España
(El País, 25.10.2012).
“Soy consciente que [el premio] conlleva una
responsabilidad, un mandato de rigor intelectual y también de conducta cívica”
ha declarado por su parte Mario Vargas
Llosa, al recibir el Premio FAES de la Libertad de manos de José María
Aznar, presidente de la fundación que lo concede. Aznar, también es director de
la transnacional News Corporation, que cerró el año pasado uno de sus diarios
-News of the World- por sus prácticas ilegales de periodismo. Dichas prácticas
incluían desde escuchas a líneas telefónicas hasta pagos a oficiales corruptos
de Scotland Yard. Aznar, igualmente es cuestionado por apoyar durante su
mandato como presidente español -en contra de la opinión pública española y la
propia ONU- la ocupación militar de Irak el año 2003. En aquella ocasión el ex
presidente declaró tener pruebas de la existencia de armas de destrucción
masiva en dicho país; información que, posteriormente se verificó, era falsa.
También a finales del pasado mes, una polémica
importante se desató en torno a la concesión del Premio FIL de Literatura en
Lenguas Romances 2012 al escritor peruano Alfredo Bryce. La distinción, dotada
con 150.000 dólares, fue entregada a pesar de la oposición de escritores y
políticos mexicanos que cuestionaron la concesión del premio a una persona
sancionada por plagios en artículos periodísticos. El Instituto Nacional de
Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual del
Perú (INDECOPI), sancionó en 2009 a Bryce por 16 casos comprobados de plagio.
El escritor ha negado reiteradamente los hechos y ofrecido respuestas evasivas.
Incluso ha insultado públicamente a sus detractores.
Una cantidad muy similar de dinero (150.000
euros) provenientes del Premio Internacional de Literatura fue rechazada por el
escritor y ensayista Juan Goytysolo el año 2009. “La dotación económica del
premio [...] procede de la Yamahiriya Libia Popular Democrática, creada en 1969
por el golpe militar de Gaddafi. Tras un breve debate interior entre aceptar el
galardón o rehusarlo, por razones a la vez políticas y éticas, me decidí por la
segunda opción” manifestó Goytysolo en un artículo publicado en el diario El
País el 14.08.2009.
¿Se puede ser un buen músico y mala persona a
la vez? le preguntaron una vez al reconocido compositor de jazz, Duke
Ellington... “Stan Getz” fue su corta respuesta. La anécdota sirve para
desmitificar a los talentosos en un arte, que, como cualquier persona, pueden
realizar actos reprobables y poco éticos. Por ello extraña que una serie de
famosos escritores hayan apoyado incondicionalmente a Bryce. En una carta
pública -y en términos tremendistas- aluden a “La campaña de prensa [...] de
una violencia inusitada [...] introduciría una peligrosa persecución moral”,
confundiendo la moral con la ética, en un grueso error conceptual. La moral es,
en efecto, personal, mientras la ética universal y base de toda legislación. Al
mismo tiempo dichos intelectuales se oponen a legítimos cuestionamientos a la
ética del escritor; algo perfectamente aceptable y deseable en una cualquier
sociedad democrática.
Los escritores no son seres del Olimpo. Son
ante todo ciudadanos; con todos los derechos y deberes que ello implica. Los
plagios reiterados y sistemáticos; los soportes financieros provenientes de
políticos u organizaciones de dudosa ética, deberían ser considerados
seriamente cuando se evalúa su labor; incluso cuando se compra un libro, ya que
no deja de ser un aporte financiero al escritor y a la editorial que lo patrocina. Las empresas
editoriales, por su parte, deberían estar muy atentas y evaluar permanentemente
en quienes invierten. Cada vez más, los lectores acogen a los escritores no
solo como fuente de entretenimiento, sino como ciudadanos con una ineludible Responsabilidad
Social.
Totalmente de acuerdo. ¿Que es eso? de separar al escritor por un lado, al periodista por otro; al académico por allá, al intelectual por acá. Si alguien quiere gastar su dinero en cualquier escritor: muy bien, pero no con el dinero público que salen de mis bolsillos... no señor.
ResponderEliminarJ.