19 octubre, 2014

TERRITORIOS, COMUNIDADES, EMPRESAS, GOBIERNO: ¿CONCILIADOS?

Esta semana asistí en Lima a un foro nacional sobre sobre la nueva legislación que afecta a las zonas rurales del Perú, y los desafíos en este nuevo escenario. El evento resultó muy interesante por muchas razones; especialmente porque evidenció que las normas legales necesitan estos espacios de discusión y consenso, y que no se puede legislar más a espaldas de la ciudadanía. Casi la totalidad de asistentes expresaron valiosos puntos de vista para mejorar no solo leyes, sino prácticas gubernamentales y empresariales. 

El punto de partida del foro fue la Ley Nº 30230 que en el pasado mes de julio aprobó el Congreso de la República, y que tiene entre sus objetivos la promoción y dinamización de la inversión. Según el Instituto del Bien Común –uno de los organizadores del evento- dicha ley “representa la amenaza más grande para las comunidades indígenas y su derecho a la propiedad de sus tierras desde la Constitución de 1920 (…) El gobierno pretende facilitar la presencia de proyectos de inversión desconociendo los derechos y garantías establecidas en la legislación nacional e internacional”. 

Los representantes de los ministerios públicos negaron que esta ley esté orientada a las comunidades nativas campesinas e intentaron tranquilizar a sus representantes y las ONG’s que cuestionan la norma. Pero, al parecer, no lograron su objetivo. Al final del evento los participantes seguían expresando dudas y temores ante esa ley. Es más, muchos dirigentes comunales manifestaron que las nuevas medidas propiciaban un clima de conflictos, más que entendimientos. 

La congresista Verónica Mendoza, que intervino como panelista, criticó el estilo centralista del gobierno para tomar decisiones al margen de las organizaciones sociales, y su amparo a la “extracción indiscriminada de materias primas”. En referencia a la ley 30230, fue más allá del asunto técnico y replanteó el enfoque con una pregunta: "¿Es un problema legal, o es un problema político?" Remarcó las dificultades de las comunidades indígenas para regularizar la propiedad de sus tierras; y cómo, en contraste, algunas corporaciones obtienen rápidamente decretos a medida. Finalmente expresó que, aunque tiene dificultades para llevar adelante sus iniciativas, persistirá en su labor porque considera importante que el debate de estos temas se mantenga vigente. 

Coincido con los planteamientos de la congresista, especialmente con el último. La trascendencia de esta problemática en las agendas de la prensa y la ciudadanía es insuficiente. Solo se le presta atención cuando un suceso grave ocurre. Estos asuntos no deben ser observados como ajenos; como un "lío" entre comunidades y empresas… nos conciernen a todos. Por eso en aquel foro –donde había técnicos entendidos y comprometidos- extrañé la presencia de más organizaciones de la sociedad civil, de medios de comunicación masivos. 

El foro también hubiera ganado con la presencia de representantes de empresas. El diálogo -aunque a algunos líderes les parezca irrelevante- es una eficaz herramienta con muchas ventajas para todas las partes. Ya se ha demostrado que es perfectamente posible sentar en una misma mesa a organizaciones campesinas y empresariales; incluso cuando las posiciones son contrarias, o cuando se abordan temas claves como los derechos humanos. Ya ocurrió en un evento realizado el pasado mes de marzo en Lima, cuando representantes del gremio minero y dirigentes comunales pudieron dialogar y avanzar vías de entendimiento tomando como referencia los Principios Rectores de las Naciones Unidas sobre Empresas y Derechos Humanos; en paralelo a los procesos legales. 

Coincidentemente, esta semana la primera vicepresidenta del Perú, Marisol Espinoza, reconoció durante un evento realizado en la ciudad de Madrid: “Hemos vivido de espaldas a las comunidades indígenas (…) Es necesario darles herramientas para superar la pobreza”. También destacó el papel de estos pueblos como “guardianes de la biodiversidad”. Al menos un gesto sincero de reconocimiento de la situación; un buen punto de partida para la mejora. Falsear la realidad solo contribuye a exacerbar los sentimientos grupales. Esperemos que el gobierno; gremios empresariales y comunidades rurales encuentren puntos de concordia y puedan conciliar sus intereses en un esquema de desarrollo sostenible.

1 comentario:

  1. Coincido, es necesario más diálogo y menos dogmatismo para avanzar en estos temas. No esperar que la sangre llegue al río para actuar. Y.E.

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