20 abril, 2009

¿JAQUE A LOS TRANSGÉNICOS?

Los productos transgénicos han estado desde su nacimiento cercados por la polémica. Los productores amparados en el lema: pruébeme que es dañino. Los detractores en la lógica antagónica: pruébeme que es benéfico...o usemos el Principio de Precaución. Los defensores (normalmente empresas transnacionales) han resaltado las virtudes de estos organismos genéticamente modificados centrados en su alta productividad y su fuerte resistencia a las plagas; pero es precisamente ahí donde podría estar su debilidad. A la fecha no se ha evaluado adecuadamente el impacto sobre las personas que están consumiendo estos alimentos resistentes a los antibióticos; las posibles alergias o la aparición de nuevos tóxicos. Recién se empieza a evaluar el daño a determinadas especies animales; a los suelos.

El 18 de abril, el Diario El País publicó un artículo donde se menciona que nuevos estudios sobre los posibles efectos adversos del cultivo de transgénicos están creando dudas en la comunidad internacional. Específicamente dos informes sobre daños a especies de insectos han servido a Luxemburgo y Alemania para vetar formalmente en su territorio el cultivo de estos productos. Se unen así a Austria, Grecia, Francia, Hungría Italia y Polonia que tampoco los permiten en Europa.

En Barcelona (España) existe una iniciativa muy interesante promovida por una amplia plataforma de grupos sociales que incluyen a los propios agricultores. La iniciativa se llama “som lo que sembrem” y promueven una agricultura ecológica, libre de transgénicos. Sus planteamientos se pueden ver en su web http://www.somloquesembrem.org. España es, según la Greenpeace, el único país de la Unión Europea que cultiva transgénicos a gran escala. Según el El Pais lidera la producción en Europa con un 75% del total de estos productos.

En México, en febrero de este año una investigación conjunta realizada por la Universidad Nacional Autónoma y la Universidad de California confirmó que el maíz silvestre y tradicional de Oaxaca ha sido afectado por la aparición de variedades transgénicas que entraron a México amparados en el tratado de Libre Comercio firmado con EE. UU. y Canadá.

En Perú, el Ministro del Ambiente Antonio Brack, ha tomado una postura de clara oposición a los productos transgénicos. En una entrevista al diario El Comercio afirma: “No vamos a atacar a nuestra papa, maíz, olluco etc. porque una transnacional viene y quiere vender sus semillas transgénicas sin mirar nuestros recursos genéticos”. En la región peruana conocida como el Valle del Mantaro compañías con ingentes recursos promueven el cultivo de productos transgénicos y organizan eventos donde regalan las semillas a los pequeños agricultores. Lo que quizás no les dicen a esos campesinos es que de las cosechas no podrán guardar nada para futuras siembras, como lo han venido haciendo durante siglos; que necesitaran aditivos químicos para conservarlas; ó que existe un contrato dudoso sobre la propiedad de las mismas. Que progresivamente no solo las semillas sino la maquinaria y los productos químicos complementarios solo podrán ser comprados a la generosa empresa.

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