El 08 de noviembre del 2009 es ya un día histórico. Desde las 03:00 h hasta las 08: 30 h una importante nación europea, considerada entre las 15 economías más importantes del mundo, produjo más del 50% de su energía eléctrica con la fuerza del viento. Los “molinos” otra vez se convertían en un símbolo de esperanza, pero esta vez de una esperanza pragmática. Ese día, se llegó a producir en España hasta 11.546 megavatios, lo que representó exactamente el 53% de los requerimientos de energía eléctrica. Tamaña cantidad de energía equivale a la generada por 11 reactores nucleares.*
Cuando algo así sucede recuerdo las voces discordantes y los argumentos contrarios a las energías renovables: “no alcanzan”, “no son realistas”, “no son rentables”, “no son sostenibles”. El Sr. José Donoso, presidente de la Asociación Empresarial Eólica (AEE), recordaba* que en el 2004 le profetizaban: "el sistema no podrá aguantar más de un 14% de energía eólica”, “la red colapsará y se producirá un apagón”. Porque claro, siempre están los promotores de las energías nucleares o fósiles - que en los últimos años tantas complicaciones han traído a los gobiernos y sus ciudadanos- y que sin embargo se esfuerzan por vender como “seguras”, “rentables” o “estratégicas”. Quizás lo sean para sus cuentas bancarias, pero no precisamente para la nación; para la inmensa mayoría.
La energía eólica en España evitó en 2008 la emisión de 20 millones de toneladas de CO2 al ambiente (el principal causante del efecto invernadero y del daño a la capa de ozono). Cubrió el mismo año el 11,5 % de la demanda energética. Exportó en 2007 por valor de más de 2.550 millones de euros y ha generado 40.000 puestos de trabajo, según informa la AEE.
Las energías renovables -y no renovables- son asuntos que impactan a toda la sociedad; debe por tanto su gestión responder a un consenso democrático y estratégico. No se puede impulsar proyectos de tanta envergadura sin una consideración medioambiental y social; sin personas calificadas que integren en todo momento su ética profesional y su responsabilidad colectiva. No se puede confiar asuntos vitales a un primo científico o a un lobby cualquiera que solo representa intereses económicos y de corto plazo. La energía es un tema clave; un asunto de todos los actores sociales que involucra incluso a las generaciones venideras. "Cuando miras a España y ves su sistema eléctrico ves el futuro" dijo al año pasado John Podesta, jefe de la oficina de transición entre Bush y Obama*. Una feliz frase que debe marcar la agenda de los gobiernos, empresas y sociedad.
Cuando algo así sucede recuerdo las voces discordantes y los argumentos contrarios a las energías renovables: “no alcanzan”, “no son realistas”, “no son rentables”, “no son sostenibles”. El Sr. José Donoso, presidente de la Asociación Empresarial Eólica (AEE), recordaba* que en el 2004 le profetizaban: "el sistema no podrá aguantar más de un 14% de energía eólica”, “la red colapsará y se producirá un apagón”. Porque claro, siempre están los promotores de las energías nucleares o fósiles - que en los últimos años tantas complicaciones han traído a los gobiernos y sus ciudadanos- y que sin embargo se esfuerzan por vender como “seguras”, “rentables” o “estratégicas”. Quizás lo sean para sus cuentas bancarias, pero no precisamente para la nación; para la inmensa mayoría.
La energía eólica en España evitó en 2008 la emisión de 20 millones de toneladas de CO2 al ambiente (el principal causante del efecto invernadero y del daño a la capa de ozono). Cubrió el mismo año el 11,5 % de la demanda energética. Exportó en 2007 por valor de más de 2.550 millones de euros y ha generado 40.000 puestos de trabajo, según informa la AEE.
Las energías renovables -y no renovables- son asuntos que impactan a toda la sociedad; debe por tanto su gestión responder a un consenso democrático y estratégico. No se puede impulsar proyectos de tanta envergadura sin una consideración medioambiental y social; sin personas calificadas que integren en todo momento su ética profesional y su responsabilidad colectiva. No se puede confiar asuntos vitales a un primo científico o a un lobby cualquiera que solo representa intereses económicos y de corto plazo. La energía es un tema clave; un asunto de todos los actores sociales que involucra incluso a las generaciones venideras. "Cuando miras a España y ves su sistema eléctrico ves el futuro" dijo al año pasado John Podesta, jefe de la oficina de transición entre Bush y Obama*. Una feliz frase que debe marcar la agenda de los gobiernos, empresas y sociedad.
* Basado en artículo del 09.11.09 de El Pais, y en el portal de la AEE
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