16 noviembre, 2013

LA CALIDAD, SIEMPRE

En estos años hiper tecnológicos, cuando se asume que la calidad es un componente implícito en los productos; o cuando la escasez de recursos focaliza la atención de los compradores en el precio... los profesionales de la calidad en todo el mundo escogen un día para recordar que la calidad ha sido, sigue, y seguirá siendo un componente vital de todo producto o servicio; consecuentemente de cualquier organización.

El pasado 14 de noviembre, la Asociación Española para la Calidad (AEC) apoyada  por el Ministerio de Industria Energía y Turismo (MIET), celebró en Madrid el Día Mundial de la Calidad, que anualmente se realiza el segundo jueves de noviembre. El World Quality Day fue introducido por Naciones Unidas en 1990 para concienciar sobre la contribución que la calidad hace al crecimiento y la prosperidad de las organizaciones y naciones.

El evento también fue una oportunidad para el balance; para el recuerdo. Antonio Muñoz (Directivo del MIET), emocionado ante un auditorio rebosante, recordó que unas décadas atrás «íbamos por España como un grupo de teatro con su carromato, llevando el estandarte de la calidad [...] En algunas conferencias a veces los ponentes superaban a los asistentes. Recuerdo alguna donde habían seis ponentes y cuatro asistentes; nos fuimos todos a un bar a tomar café y charlar de calidad [...]. En el año 92 había 62 empresas con certificados ISO 9000; ahora hay más de 60.000».

Beatriz Rivera, Directora de la Entidad Nacional de Acreditación (ENAC), reivindicó la faceta estratégica de su institución: «Somos un aliado para las empresas españolas en la colocación de sus productos en el mercado internacional. Si hay problemas para alguna de ellas, cojo el teléfono y llamo a mi contraparte, sea chino, chileno o sudafricano». El Director de la Asociación Española de Normalización y Certificación (AENOR), Avelino Brito, mostró orgullo por sus números: más de 30.000 normas editadas en Español. Fernando Ferrer, Director del Centro Español de Metrología (CEM), se quejó de un grueso recorte en sus presupuestos, lo que a su entender mermará en los próximos años la capacidad española en la calibración y el  mantenimiento.

Finalmente, tuve la suerte de reencontrarme con Miguel Udaondo, docente, escritor, y experto en calidad. Uno de los pioneros en centrar el TQM en las personas y no en los procesos. Recuerdo cuando nos transmitía que la calidad no era aquel concepto frío y maniqueo que divide el mundo entre lo bueno y lo malo; sino una idea en constante evolución y asociada incluso con el humor. Que no era una disciplina cerrada y limitada, sino que abarcaba a pensadores tan heterodoxos como Anthony de Mello, Edward de Bono o el mismísimo Lao-Tsé.
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12 noviembre, 2013

Cuando la publicidad es asunto de la RSC

Aprecio el márketing y los entresijos de esta disciplina. Tengo amigos publicistas y vendedores, y pienso que la función comercial es una de las más difíciles de la empresa. Expongo este preámbulo porque voy a referirme a un artículo que escribí hace dos semanas –Cuando la RSC es asunto del publicista- y donde una lectura sesgada podría sugerir que estaba restando valor a la función comercial. Nada más lejos de lo que creo, o de lo que debe ser.

«Cuando los chicos de ventas dirigen la compañía, la gente que trabaja en los productos pierde importancia», le dijo una vez Steve Jobs al escritor Walter Isaacson. Estoy seguro que no tenía un asunto personal con los hombres de ventas, ya que él mismo fue un gran vendedor. Presumo que Jobs quería decir que las ventas son una tarea vital, pero ni más ni menos que otras. Múltiples testimonios y estudios coinciden en que la función comercial fue clave en todas sus empresas, y especialmente en la más emblemática: Apple.

Lo que debe quedar claro y lo que sostengo son tres puntos clave. El primero: no se debe vender algo que no se tiene, no solo por motivos éticos y legales, sino porque la decepción del comprador puede ser el peor de los boomerangs. El segundo: no puede ser más importante la envoltura que el regalo; sin que esto signifique restar importancia a la envoltura; ya se sabe que todo entra por los ojos. Y el tercero: la función del márketing debe ser el espejo de la filosofía de la empresa, no su disfraz. 

La RSC no es, ni debe ser una moda. Su integración a la organización debe ser sustancial y no colateral. Desde esa perspectiva no se trata de empaquetar el concepto para venderlo mejor, sino todo lo contrario. Dejar que el concepto impregne las políticas, los procesos, los procedimientos y como no: el márketing. Lee Clow, el publicista que realizó la presentación del Macintosh (1984) y del comercial más logrado de Apple (Piensa Diferente), relata la extraordinaria atención que Jobs prestaba a que la publicidad reflejara el alma de la compañía. «Tenemos que demostrar que Apple sigue viva y que representa unos valores especiales» clamó Jobs.

La RSC y el márketing, como otros asuntos empresariales, poseen una base ética. Los CEOs tendrán que optar entre opciones que bien puede resumirse en un debate histórico ocurrido entre dos pensadores en París. Sartre opino: “Todos los medios son buenos cuando son eficaces”. Camus respondió: “Son los medios los que deben justificar el fin”. Sin ánimo de ser maniqueo, estoy más cerca de la postura de Camus. Finalmente de eso trata la ética en una empresa: de lograr el fin con los mejores medios.